Síguenos

¿Qué estás buscando?

24 abril, 2024

Vivir Bien

Las drogas anulan capacidades humanas en adictos

Puede comenzar como un juego, un desafío entre amigos o bandas, o simplemente una experiencia traumática que lleva a la depresión. Caer en una adicción trae consecuencias muy negativas en el organismo. Y por sobre todo, en su órgano más importante: el cerebro.

Cualquier adicción puede convertirse en un peligroso enemigo. Ninguna persona está exenta. Sin embargo, no todos se convertirán en adictos. ¿Qué es la adicción?

Se considera que una persona es adicta cuando se desarrolla una dependencia psicológica, es decir, una conducta repetitiva y compulsiva con respecto al uso de una sustancia. Coexisten la dependencia psicológica y física –que es la respuesta del cuerpo ante esa sustancia-.

En sí, la definición de adicción aplica a la compulsión y repetición del uso de alcohol, nicotina, drogas opiáceas como la heroína, también la cocaína y otros estimulantes. Pero, ¿qué hay del juego, el sexo y hasta los videojuegos e incluso Internet? Mucha gente se embarca en estas conductas hasta el punto de convertirlas en algo peligroso para ellos mismos –y sus familias-.

Los científicos han desarrollado en los últimos años estudios detallados de cómo la adicción interrumpe las vías y los procesos que subyacen al deseo, la formación de hábitos, el placer, el aprendizaje, la regulación emocional y la cognición, después de pasar décadas investigando los cerebros de animales de laboratorio amantes de la droga y escaneando el cerebro de voluntarios humanos.

La adicción causa cientos de cambios en la anatomía del cerebro, la química y la señalización de célula a célula, incluso en las brechas entre las neuronas llamadas sinapsis, que son la maquinaria molecular para el aprendizaje. Aprovechando la maravillosa plasticidad del cerebro, la adicción remodela circuitos neuronales para asignar valor supremo a la cocaína o a la heroína a expensas de otros intereses como la salud, el trabajo, la familia o la vida misma.

El doctor Gabriel Persi, jefe del Área de Enfermedades Cerebrovasculares del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba), explicó a Infobae cómo opera la adicción en el cerebro de una persona, más allá de que sea una droga dura, blanda, el alcohol o el cigarrillo.

Advertisement. Scroll to continue reading.

“Hay un efecto del sistema de recompensa, donde el paciente obtiene un beneficio por el uso de la sustancia. Luego eso se vuelve indispensable y necesario para vivir. A esa conducta, se le agregan otros fenómenos adversos que se combinan por efecto de la droga. Todo esto se establece también en un ambiente social que es parte del problema. El entorno social acompaña el deterioro de la persona. Ese entorno te lleva a la droga o la droga al entorno. Es una relación directa, en donde no se puede separar el medio social”, precisó Persi.

El doctor Salvador Guinjoan, jefe del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Fleni también apuntó cuál es el primer cambio notorio de una persona adicta: los circuitos cerebrales de recompensa.

“Se la llama neurotransmisión dopaminérgica y consiste en que la droga va sustituyendo las recompensas naturales del organismo, como pueden ser la comida o las relaciones sexuales. La droga, el cigarrillo o el alcohol puentean  las funciones y utilizan el mismo mecanismo para hallar una sensación de placer en el cuerpo”, señaló Guinjoan y remarcó que “las personas que desarrollan una adicción, van desarrollando el concepto de tolerancia en su organismo, por lo que van a necesitar cada vez más droga o el cambio a otra más fuerte, ya que el efecto de una cantidad pautada o tipo de estupefaciente ya probado, no va a a alcanzar para llegar al placer”.

La doctora Magdalena Boano, médica especialista en Psiquiatría de Ineco coincidió con Guinjoan al destacar que la mayoría de drogas que producen adicción afectan el cerebro incrementando la neurotransmisión dopaminérgica en el circuito de recompensa del cerebro.

“La dopamina es un neurotransmisor que se encuentra en ciertas áreas del cerebro vinculadas con el movimiento, la motivación y la sensación de gratificación entre otras funciones”, afirmó Boano a Infobae.

Y agregó: “El circuito de recompensa involucra diferentes áreas cerebrales. Cuando se activa este circuito se refuerzan actividades que nos resultan gratificantes y de esta manera se seleccionan ciertos comportamientos frente a otros. El consumo de algunas sustancias produce una liberación de dopamina que puede ser mucho mayor y su efecto más duradero que el que producen algunas conductas que usualmente producen placer como por ejemplo comer, escuchar música y la actividad sexual. De esta manera, se sobreestimula el circuito de recompensa a través de una liberación incrementada de Dopamina “enseñando” al cerebro a repetir esta conducta y motivando a la persona a continuar consumiendo”.

Con información de Infobae

Advertisement. Scroll to continue reading.

Te puede interesar

Advertisement