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29 marzo, 2024

Vivir Bien

¿Qué importancia tiene el amor?

Por Abril Vaencia
contextobiblico@outlook.com
 

Cuando quieres un aumento, te esfuerzas por trabajar mejor y producir más; haces el doble de labores de la casa cuando quieres algo de tus padres, procuras hacer todo lo posible por agradar a aquel de quien quieres obtener algo. Este modo de actuar es tan natural en los seres humanos, que hasta creemos que con Dios opera igual. Muchas veces nos hemos esforzado en agradar a Dios y haciendo servicios, labores para la iglesia, caridad, pero lo que nuestro Padre demanda de nosotros no es el fruto de nuestro esfuerzo, es que procuremos algo que él ha puesto en sus hijos: el amor. "En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros." Juan 13:35.

La definición de amor según Dios

En 1 Corintios, San Pablo escribe: "Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como campana que suena. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve." Este capítulo que aborda la importancia del amor, explica que no importa cuántas obras maravillosas podamos hacer o que los demás puedan admirar, de nada sirve si no hay amor. La carta continúa: “el amor es paciente comprensivo. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo." Este sentimiento perfecto no lo podemos generar con nuestra voluntad ni nuestras fuerzas, este solamente es resultado de dar y recibir el amor de Dios.

Perfeccionando nuestro amor

Cuando Dios gobierna nuestra vida y Jesús está sentado en el trono de nuestro corazón, el amor que podamos dar a los demás se vuelve desinteresado, se da a pesar de no recibir nada o peor aún, de recibir mal por bien. El poder perdonar e incluso ayudar a quien nos ha herido y no devolver el mal que se merecen o gozarnos con la derrota de nuestros enemigos, solo puede ser producto de una íntima relación con nuestro Señor. Jesús resumió los mandamientos en dos: Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Dios mismo es amor y si nosotros somos reflejo suyo, nuestras vidas deben reflejar eso mismo: amor. Es hora de hacer un alto en nuestra vida de fe y pedir a Aquel que todo lo puede, que nos capacite para amar, que nos haga aptos para recibir amor y sobretodo, que nuestra vida sea una extensión de su amor.

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