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25 abril, 2024

Vivir Bien

Cuándo darle agua al bebé

Antes de los seis meses, a tu bebé no le hará falta beber agua mientras esté tomando exclusivamente leche, ya que ésta le proporciona la hidratación que precisa. Ofrécesela cuando empieces a darle papillas y purés, pero no te agobies si la rechaza.

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los seis meses, por lo que pediatras aconsejan no dar agua a los bebés alimentados al pecho hasta esa edad, por dos motivos: Porque todavía no la necesitan y porque beber agua puede hacer que mamen menos y que disminuyan los nutrientes que toman.

En cuanto a los que se alimentan con leche de fórmula, también tienen cubiertas sus necesidades hídricas con los biberones, aunque estos bebés sí podrían necesitar agua entre las tomas antes de los seis meses en algunas situaciones: Por ejemplo, al suprimir la toma nocturna; o si el niño está con gastroenteritis (vómitos, diarrea, aunque en este caso conviene darle suero); o cuando se encuentra muy acalorado, con fiebre o está en un lugar con la calefacción muy alta (recuerda que en casa conviene mantener la temperatura a 20 ºC y con un buen nivel de humedad).

Qué tipo de agua es mejor

• Envasada. El agua mineral natural es la mejor opción y no necesitas hervirla. Asegúrate de que es de mineralización débil (lo indicará en la etiqueta, pondrá "apta para alimentación infantil"). Debe ser baja en sodio (menos de 25 mg/L), en flúor (menos de 1 mg/L) y en nitratos (menos de 50 mg/L). Conviene darle siempre la misma.

Cuándo empezar a ofrecerle agua para beber

Sin embargo, es posible que antes del sexto mes el pediatra, que es quien debe supervisar los cambios en la alimentación de tu hijo, te indique que empieces a darle papillas de cereales sin gluten y, después, purés de frutas y de verduras. Al iniciar esta alimentación semisólida sí conviene que ofrezcas unos sorbitos de agua a tu peque, con vaso o en el biberón, cuando creas que tiene sed.

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Eso sí, no demasiada porque podría provocarle dolor de estómago, quitarle el hambre o incluso (aunque es raro), ocasionarle un desajuste en el equilibrio de los electrolitos, al diluirse la concentración de sodio en su organismo.

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